En Primera Página-abril 2017

En Primera Página-abril 2017

Costarricenses en Panamá

Guillermo Villalobos Solé

Politólogo, consultor internacional y actual Director Ejecutivo de la Fundación Omar Torrijos,  reside en Ciudad de Panamá desde el 2003, cuando llegó invitado por el entonces candidato a la Presidencia, D. Martín Torrijos Espino, a trabajar en la campaña electoral.  Su experiencia en Costa Rica en la CEDAL y la Fundación F. Ebert, le permitió viajar previsamente a Panamá con frecuencia y conocer actores en la política y la sociedad civil panameña. Se queda en el país, luego del triunfo electoral del Presidente Torrijos y al que acompaña colaborando con su gobierno.   Después de cinco años en programas y proyectos de la Presidencia, constituye una empresa de consultoría y asesoría llamada CASESA, y se dedica a los servicios profesionales, tanto a nivel nacional como internacional en proyectos diversos orientados a jóvenes y comunidades en riesgo social, pero también en habilidades y destrezas en comunicación, resolución de conflictos, mediación y negociación.   En la actualidad dirige la Fundación creada por el Expresidente Torrijos Espino, que lleva el nombre su padre.

Destaca diversas experiencias que relata con especial cariño, vinculadas a dos tipos de actividades.  Por un lado, desde el gobierno, el haber tenido la posibilidad de visitar, la casi totalidad de los 79 distritos que tiene Panamá. El objetivo era consultar a la sociedad sobre sus proyectos,  necesidades, expectativas y poder organizar la información para ser presentada ante las autoridades de gobierno para la toma de decisiones.  Ello le permite conocer la riqueza y la variedad que tiene  Panamá y “dentro de eso la mayor experiencia  y la más hermosa fue haber estado en el corazón de las Comarcas Emberá-Wounaan, la Ngäbe-Buglé y la Guna Yala. El haber  participado en las actividades que realizan las autoridades  tradicionales de los pueblos originarios, le permitió entender mucho más la importancia que tiene la cultura, cómo la preservan todavía, a pesar de la cercanía con  Occidente, conocer tradiciones en su gastronomía, conocer tradiciones por ejemplo en temas del paso de una mujer adolescente a una mujer preparada para el matrimonio. Un conjunto “de danzas, de tradiciones, de comportamientos que realmente me produjeron una experiencia muy muy muy  linda que guardo”.

Don Guillermo, de hecho considera que su fotografía más hermosa, aunque por su trabajo como consultor internacional ha tenido ocasión de hacerse con personalidades de diversas partes del mundo, es entre un grupo de mujeres, que le recibieron en una comarca vestidas con sus trajes tradicionales Emberá-Wounaan.

Por otra parte, cita una experiencia que le marcó mucho y reafirmó su compromiso social y es una experiencia laboral con jóvenes en riesgo social de comunidades vulnerables. “Me tocó ser parte activa del proyecto de Curundú para preparar a jóvenes en el proceso  de recambio y de renovación de Curundú y a partir de esa experiencia apoyado y contratado por la AID, me vinculé a una serie de comunidades en San Miguelito, Mano de Piedra, Belisario Porras, Belisario Frias, en la 24 de Diciembre, en Colón en calles muy peligrosas y sitios muy peligrosos, que me llevaron hasta allá para trabajar con jóvenes que estaban en una condición de  riesgo social y que les ayudamos a través de un manual que me tocó  escribir, un manual de capacitación para la vida, de herramientas para la vida… Ahí tuve la experiencia de identificarme con las tristezas y las penurias de muchos de estos jóvenes”, que desde una edad muy temprana eran víctimas de las más diversas violaciones de su dignidad como personas.   Esas realidades le confirman que las condiciones sociales que dañan y lastiman la propia dignidad son de tales dimensiones que implican una intervención holística, articulada de muchas instituciones incluso del sector privado, para tratar de combatir estos flagelos que nos han llevado a tener sociedades tan violentas como en las que hoy vivimos.

Considera que esas dos vivencias han marcado su vida y han hecho que tenga un aprecio muy especial por este país y que más que anécdotas, son señales importantes que le han permitido trabajar con mucho más apego a sus principios y valores.
Considera que al igual que todas las personas que han vivido los últimos años en Panamá le ha impactado el dinamismo y el crecimiento económico de este país: la infraestructura, el transporte, los rascacielos, las avenidas, los corredores marítimos, el metro.   “Pero al mismo tiempo hay un contraste que este cambio, ha hecho a mi juicio, más evidente, y es la mala distribución de la riqueza”.

“Los panameños, con toda razón, hablan de crisol de razas y yo comparto eso. Aquí hay una combinación …de grupos étnicos. Y no hay duda que el encontrarse aquí comunidades como la comunidad hebrea, la comunidad hindú, la comunidad china y otras comunidades que están llegando, hay ahora una fuerte oleada de venezolanos como resultado de la crisis política que se vive en ese país, pero también hay una importante presencia de una comunidad colombiana etcétera. Eso habla muy bien de un país que es el resultado de ser un pueblo de puertas abiertas, un pueblo amistoso, un pueblo alegre, un pueblo que permite el desarrollo de las actividades económicas y productivas y eso es algo extremadamente valioso y hermoso.

“Sin embargo, en esa riqueza, también veo una gran fragmentación. Y  cuando hablo de fragmentación entonces encuentro algo que, nosotros los que venimos de Ciencias Sociales siempre estaremos preocupados, que es la posibilidad de tener un Estado nacional, de tener un Estado, un país como un todo, y no un país que es la sumatoria de partes”.  Considera que estos son desafíos muy importantes para el país.

Respecto de Panamá y Costa Rica, “son, probablemente, los dos países  que yo conozco en la región más complementarios y que más posibilidades tienen de darse la mano y hacer cosas en conjunto. Primero, porque  en la parte productiva y de desarrollo, sus énfasis no necesariamente se tropiezan. Panamá es un país con una gran vocación de tradición histórica de servicios. Incluso en la historia de Panamá, lo que era Panamá desde la llegada de  los conquistadores, lo convirtió en un país de paso, de comercio, de negocios. De lo que hoy  llamamos el sector terciario de la economía. De los servicios.
“¿Quién puede competirle a un país  que tiene tres o cuatro puertos  de primer mundo? Un Canal por donde pasa el 3 o 4% de la economía mundial. Con una expansión  ahora permite la llegado de estos barcos gigantezcos. Una Zona Libre que ha permitido, desde aquí, la re exportación, el dinamismo del comercio para el resto de América Latina.  Es decir, es un país que tiene un distrito financiero, que más allá de algunas críticas y debilidades que se le puedan señalar, ha sido fundamental y tiene no sé 50, 60, 70 bancos. Muchos de ellos, en su mayoría internacionales aquí colocados, que no lo tienes en muchos países de la región.

“Por el contrario, Costa Rica es un país con una  gran vocación del sector productivo primario y secundario. Industrial, agroindustrial y el sector agricola. Entonces el nivel de desarrollo tecnológico, el nivel de cultura productiva que tiene Costa Rica en el sector primario es mucho más avanzado”.

En ese sentido considera son dos  países que se complementan muy bien en sus actividades.

“Yo en algún momento le plantee al presidente Torrijos  la posibilidad incluso de que Panamá y Costa Rica  desarrollaran proyectos conjuntos. Y lo digo aquí, uno de los proyectos que plantee fue la posibilidad de hacer una línea ferroviaria  entre Panamá y Costa Rica que pudiera terminar en la frontera con Nicaragua y si Nicaragua y los otros países de Centroamérica les parecía bien,  continuarlo.  Tener por ejemplo una especie de ferrocarril costanero, aprovechando las planicies en todo  el pacífico y los ramales que ya hay.

“Podría tener un ferrocarril de pasajeros también, que permita como en Europa, que uno llega a un país y cruza la frontera y pasa con un gran facilidad en la Unión Europea. Yo creo que esas cosas son posibles, dentro del marco de los que pensamos que la integración Centroamericana es posible y es como un sueño si Panamá y Costa Rica pueden dar el primer paso”.
En resumen, “son países muy complementarios. Yo lo he sentido siempre así. Lo he vivido así. Estoy muy agradecido”.

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